Maldito vicio de ponerle sobrenombre a todos

Este es un vicio mío. Vicio feo, muy feo, ya que me lleva a transitar los caminos Alzheímicos de mi mente. Heme a mí en mi lugar de trabajo, cuando llega un adolescente a averiguar por un vestido de 15 para su hermana más pequeña. Este muchacho pregunta, yo le contesto, él comenta. Me pregunta, yo contesto, él comenta. Y mientras este acto comunicativo se desarrolla, mi mente comienza a preguntarse: "Esa voz, esa voz ¿a quién me recuerda?". Y pregunta va, respuesta viene, mi memoria se activa y el monólogo interno comienza: "¡Ya sé...ya sé a quién suena igual! ¡Pero si tiene la misma voz que Pileta! Si hasta en la entonación y en los gestos se le parece." 
-- Disculpame (a cliente) ¿por casualidad sos Mendocino? 
-- No, no. Soy de acá. ¿Por?
-- Por nada, me pareció que tenías tonada. ¿Qué más te gustaría para el cumpleaños de tu hermana?

Y sigue el diálogo, un poco automático de mi parte ya que en mi mente se acaba de alojar un pajarito carpintero que taladra mi marote preguntando "¿Cómo es que se llamaba Pileta?" "¿Cómo es? ¿Cómo es?"
No hubo suerte...mente en blanco. Y chico Pileta que nada en el agua clorada y cuida de la gente en el natatorio me hizo recordar a Pajarito, que anda también por el agua. Y Pajarito me hizo recordar a Andrés, que también tiene cara de pajarito, o más bien de pajarón (pero él es pajerón), pero de Andrés me acuerdo el nombre porque a él le decía "Andrés, el que viene una vez al mes". Venía en la época en que el chico Galletita de Limón empezó a recordarme y mandarme mensajitos, y yo "no me vengas con esta lata justo ahora" ¿Y Diente de Lata? ¿Qué será de su vida? ¿Seguirá siendo amigo de Tuerca? A Tuerca hace un tiempo que no lo veo, no desde aquella vez que pasó por casa a mostrarme la ecografía del bebé que esperaban con su mujer. Y yo que no entiendo nada de ecos, él me mostraba el bebé y yo sólo veía un poroto. ¿Y la Porota? Cuánto pelo que tenía esa chica, muy grueso y crespo ¿Y la profe Peluca? Más que su pelo, recuerdo sus lentes de contacto que brillaban y se le saltaban para afuera. Al que también le brillaban los ojos era a Miguelito (por el personaje de Mafalda), conocido entre mis amigas comoYoni Bavo o Bolumoto, pariente cercano de muchos Bolubicis que conocí en la primaria y que de seguro hoy también son parte de su bolubando.

Y comienzo a recordar personas a las cuales internamente llamé nombres distintos de los que figuran en sus Documentos Nacionales de Identidad. Y ahora si quiero evocarlos por quien realmente son, cuesta hacerlo. Si quiero llamarlos por sus nombres cuando los veo en la calle, titubeo. Si quiero hablarles por teléfono, no los ubico entre mis contactos. 

Maldito vicio que tengo de poner sobrenombres a más de uno y luego no poder recordar quiénes son en realidad, maldito vicio.


NOTA: Para evitar momentos embarazosos, de ahora en más comenzaré a llamar las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, Pángaro.

Foto: Chico Pileta en la pileta.