Ese Maldito Vicio
Cómo joden esos malditos vicios que tienen ciertas personas, animales, insectos o cosas...y aquí lo expreso, mientras frunzo el ceño y aprieto el puño y digo "maldito vicio".
Maldito vicio de sufrir complejo Scalextric
Anoche era viernes y con los muchachos nos mandamos un asado con achuras que ni te cuento. Lastré como soldado que vuelve de la guerra y me tomé hasta la presión arterial. Esta mañana me levanté con un terrible dolor en las tripas. Me fui a trabajar y en el trayecto me dieron muchas ganas de ir al baño. Decidí apurar la velocidad de mi coche para llegar rápido al trabajo y utilizar el baño de mi oficina. Pero el día se arruinó de entrada debido a una persona con complejo de Scalextric. "¿Complejo de qué?" dirán ustedes. De Scalextric, señores.
Según la sabiduría popular de Wikipedia, "Scalextric es un fabricante de modelos en miniatura de coches de tracción eléctrica ... El nombre de Scalextric proviene de la contracción Scale X (o escala variable) y Electric. Scalex ... fue el nombre escogido, ya que al principio la escala de los modelos era muy variable."
Pero una cosa es el juego y otra cosa es el complejo que sufre un alto porcentaje de pelotudos que circulan por las calles. Pero para entender el complejo Scalextric es necesario entender primero el juego.
Para aquellos que no lo conocen, éste consta de una pista de carreras en miniatura y de al menos dos autos que corren por ella a la velocidad de un turista cruzando una avenida descalzo en pleno verano. Estos autitos de tracción eléctrica utilizan una ranura sobre la pista como tomacorriente que a su vez sirve de guía. Si el coche de carrera toma una curva a una velocidad desmedida, éste se sale de la guía y pasa a estamparse contra un zócalo, la pata de la cama,el placard o la entrepierna del contrincante. Por eso el secreto no es ir todo el tiempo a toda velocidad, sino dominar el mando de manera tal que siempre mantengas la punta sin que tu contrincante te pase; vos siempre tenés que ser el que va más adelante, dominando esta carrera sin fin. La habilidad está en el pulgar, como en la Play.
El que no tuvo una Scalextric, seguro se quedó con las ganas...o se sacó un poco las ganas jugando con la pista del vecino o un amiguito de la escuela. El que tuvo una seguramente era muy popular en el barrio o la escuela; también es muy probable que haya pasado largas horas jugando y compitiendo, jugando y descarrilando autitos, jugando y rompiendo autitos, jugando y gastando toneladas de pilas hasta que algún padre se aviva y compra un transformador.
Y así pasa la infancia y dentro de todos los seres humanos que disfrutaron de este adictivo juego comienza a crecer el complejo Scalextric. Complejo que luego se pone de manifiesto en las calles de pueblos y ciudades de toda Argentina (aún temo generalizar y decir "del mundo") cuando estos hijos de re mil curas manejan sin respetar los carriles. Los muy acomplejados creen que la línea intermitente blanca es la ranura que les sirve de guía y que no se pueden salir de ella (por más que uno los mate a bocinazos) porque si no se quedan sin fuente de energía. Además el gen de echarse a la derecha y ceder el paso ha sido modificado por dicho complejo, donde como dije anteriormente, el fin es que no te pasen, no permitir que nadie se adelante. ¡Y lo logran!!! Los que sufren de este complejo se la pasan ocupando dos carriles. Y obvio que no les podés tocar bocina, ni insultar, ni hacer señas de luces, ni siquiera pedirles amablemente que vayan por su carril, porque en realidad ¡¡ya lo están haciendo!!!
Y yo hoy iba a trabajar a los pedos (literalmente), y me crucé con un tipo con un complejo de Scalextric bastante alto...juuuusto adelante mío. Y lo quise pasar por la izquierda, por la derecha, por arriba...pero no hubo caso. Y me hizo comer como 5 semáforos en rojo y viajar a 30 km por hora, y frenar en curvas y y y...arruiné mis propios calzoncillos.
Maldito vicio de los que sufren complejo Scalextric de circular por las calles de la ciudad "cagándote" el día, maldito vicio.
CONSEJO: Haga caca antes de ir a trabajar.
Maldito vicio de la gente achicoria
Hace una semana que tengo achicoria en una bolsita en la heladera. La guardé seca pero mi refrigerador chorrea un poco y me llena todo de agua.
Hoy quise ensalada de achicoria con huevo duro y palta. Busqué esa bolsita que, obvio, luego de una semana de humedad concentrada, tenía algún porcentaje de sus hojas podridas. Y mientras eliminaba las hojas podridas noté que éstas se habían adherido con vigor a hojas muy sanas, fuertes y frescas que casi van a parar al basurero junto con las putrefactas.
Y he aquí la analogía que surge de la observación: hay gente podrida que se pega a gente que irradia vitalidad, pero la segunda, al ser rodeada por la primera, corre riesgo de terminar en el tacho.
Maldito vicio de la infeliz gente achicoria que quiere que todos sean tan infelices como ellas.
CONSEJO: ¡A despegarse se ha dicho de la gente de mierda que te hacen ver como en realidad no sos y sólo te traen problemas!!!
Maldito vicio de ponerle sobrenombre a todos
NOTA: Para evitar momentos embarazosos, de ahora en más comenzaré a llamar las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, Pángaro.
Maldito vicio de escuchar música en el colectivo
Pero me detengo a pensar un momento y luego de un par de especulaciones en mi mente, llego a la conclusión de que esta señorita quizá no escuche la pregunta porque su música está muy fuerte. También temo que el interrogatorio sea muy elevado para su nivel intelectual, puesto que una persona que no piensa que su música puede incomodar a otros, tampoco creo pueda descifrar el mensaje implícito en mi pregunta y, es más, hasta pueda tomarlo como un insulto. Tampoco tengo el deseo de decirle "¡Hey! ¡Desubicada! ¡Bajá el volumen o enchufate los auriculares!" porque no ando con ganas de pelear ni de explicar a una incivilizada qué es lo que diferencia un acto de buena conducta ciudadana de uno de mala conducta.
Entonces sale la Jaimita de adentro mío que dice "Ni te gastes...dale de su propia medicina y listo". Así que meto la mano en el bolsillo, saco mi celular con mp3, busco la canción "The Beat Goes On" de Madonna y yo también pongo la música al palo (¡Tomá! diría mi abuela) y para divertirme más, la canto, sí sí... en voz alta, en IN-GLÉS, y marcando el ritmo con pierna y pie (On and on, on the beat goes...on and on, on the beat goooooesss ....get down, beep beep, gotta get up outta your seats...)
Yo no les puedo explicar cómo se les des-fi-guró la cara a ella y a la amiga sentada justo al lado mío. Horrorizadas miraban cómo yo articulaba palabras incomprensibles y comenzaron a cuchichearse al oído. Luego la cantante/escuchadora de música bajó el volumen, dejó de cantar y, medio estupidizada, me miró a lo chino, así con los ojos finitos y entrecerrados mientras continuaba de charla con la amiga (Sonrían pequeñas...les acabo de regalar el don del diálogo...hasta recién ni se miraban). Luego creo planearon algo en mi contra, buscaron una canción y la pusieron fuerte. Yo seguí en la mía, mirando al frente, meneando la cabeza y cantando este tema largo. Debo admitir que me costó sostener este acto, porque por un lado estaba tentada y por otro lado me pesaba la culpa de molestar a otras personas.
Afortunadamente se bajaron a las pocas cuadras. Ni bien se bajaron apagué mi celular, me lo metí en el bolsillo, y continué mi viaje en silencio hacia el trabajo. Los muchachos de al lado se miraron y uno le dijo al otro: "¡Por fin silencio! Menos mal que se bajaron...es que encima no les podés decir nada porque no sabés cómo van a reaccionar."
Maldito vicio de las personas que escuchan música fuerte en los medios de transporte sin importarles el resto de los pasajeros, maldito vicio.
CONSEJO: Deje de tenerle miedo a esta gente y busque la forma de que dejen de imponer su música de mala calidad a todo el mundo.
Maldito vicio de no largar el control remoto
Y como ayer tuvimos una discución sobre lo rompe quinotos que soy cuando le pido algo y me pongo temática e insistente, decidí no pedirle más nada, pero sí encontrar la manera de conseguir lo que persigo. (Para los que se quedaron con la imagen de que soy una hincha bolas, paso a hacer una pequeña analogía...a ver si así me entienden un poco y sienten empatía en este asunto del control remoto: mis pedidos a mi concubino son una causa perdida puesto que pido como los empleados de empresas privadas pueden pedir aumento salarial, que por más sindicato que apriete, el jefe no afloja, no se puede negociar y ni jota de aumento.)
Y frente a esta situación del control remoto, si le pedía que la cortara con el asuntito de cambiar de canal en canal y se anclara de una buena vez en el Dicovery Channel, se iba a armar la Guerra Mundial III y la verdad, hoy no andaba con ganas de aguantarlo peleando. Entonces decidí hacer algo que lo obligara a abandonar su aposento, levantar el traste y liberar ese maldito aparatito. Fue así que procedí a implementar las siguientes estrategias con los consecuentes resultados:
Mi estrategia N°1: "Gordooooo, ¡qué lindo sería si comiéramos esas papitas al horno que tan ricas te salen!" (Léase: levantá el culo y vení a cocinar mientras yo miro tele.)
Su respuesta: "No hay más papas. Pedimos delivery, hermosa." (No vino a cocinar...me re cagó.)
Mi estrategia N°2: "Gordiiiiis, me parece que arriba en nuestra habitación suena tu celu."
Su respuesta: "No amor, lo tengo acá en el bolsillo de la camisa." (Me re cagó II.)
Mi estrategia N°4: Me pongo a preparar licuado de banana con hielo y "sin querer" dejo la cucharita de metal en el vaso batidor. Ruido, ruido, ruido y finalmente se descuajeringa la batidora. Sé que además de chusma y crítico, es un "fixer" o "arreglatuti"que no puede con su genio; roto ve, roto arregla (menos cuando se trata de arreglar ropa, medias o calzoncillos agujereados). Yo me preparé como niño que espera a su madre a la salida del jardín y esperé que él viniera a salvar mi batidora mientras yo me daba a la fuga con el poder remoto.
Su respuesta: "Negri, ¿se rompió? Si es así ni te calientes. Pedile a tu hermano más tarde o mañana o pasado yo le pego una miradita; hoy la verdad es que estoy molido cerebralmente." Y sigue rascándose sus partes nobles. (¡Qué vago hdp!)
Mi estrategia N°5: Caliento cera y me pongo a depilar frente a él...los bigotes, con la idea de que el paisaje lo atormente y se vaya a dar una vuelta en auto o a tomar cerveza con amigos, no me importa...que vaya donde sea pero lo importante es que se vaya.
Su respuesta: "Me parece que te quedaron unos pelos del lado derecho." (No puedo escribir aquí los insultos que atravesaron mi mente.)
Mi estrategia N°6: "Amor, ¿te gusta mi nuevo conjunto de ropa interior?" Se lo desfilo puesto y, modestia aparte, mis tetas y culo son envidiables. Tengo la esperanza de que el simio dentro de él tome posesión de su cuerpo y éste arroje el control remoto muy lejos para así tener los puños libres para poder golpearse el pecho.
Su respuesta: "¡Uuuuh, mamita! ¡Esta noche te parto!" y sigue haciendo zapping. El simio ha sido vencido por el homo sapiens que entiende de temporalidad, mientras yo grito para mis adentros "¡Noooo, sangre de iguana, nooooo! ¡Ahora agarrame, ahoooooraaaaa así largás el cotrol!"
Y me harto...me harto mal. Me desquicio y me salta la térmica. Nada fuinciona con este tipo. Todo este treje y maneje me agota las energías.
Saltar la térmica...
Agotar las energías...
¡Eso! Y como quién no quiere la cosa me fui al living, derechito hacia donde se encuentra el tablero eléctrico, y le dí sin vacilar a la tecla del disyuntor...Fue así que sin planearlo nació la estrategia N°7: "¡Ooooh! ¡Mi cielo, cortaron la luz! Menos mal que aún no es de noche, voy a lo del vecino a ver si ellos tienen el mismo problema."
Él me mira, mira la pantalla del televisor ahora inanimada y de color negro, mira el control remoto, me vuelve a mirar, deja el control sobre el sillón y me dice: "Bueeeeeno...vamos a tener un poco de sexo."
Y te juro que intenté evadirlo y agarrar el control remoto, pero cuando me estaba reclinando hacia el sillón para apoderarme de él con la misma avaricia con la que Gollum iba tras su precioso tesoro, ÉL se interpuso en mi camino. Y qué se le va a hacer, hay otros aparatos más poderosos que el control remoto.
No ví el Dicovery Chanel, pero te juro que ví las estrellas. Porque este otro se estupidiza frente a la tele, pero cuando lo sacás de la caja boba y lo ponés a laburar, cómo labura!!!!
¿Puedo considerarme victoriosa si logré que mi marido al fin soltara el control remoto sin que yo se lo pidiera? Naaaaah....puro premio consuelo.
Maldito vicio de más de uno de echarse en el sillón (o la silla, o la cama, o un puff) y no largar el control remoto, maldito vicio.
CONSEJO: Peluda, sucia, transpirada y de equipo flojo de gimnasia, salte directamente a la estrategia N°7 y proceda a quitarle el control remoto desde atrás o en su defecto desde su costado si es que éste tiene un trasero encantador.
Maldito vicio de dejar el changuito del super en cualquier lado
Yo no te puedo explicar el calor que está haciendo, no puedo. Porque el calor es mucho y las palabras no hacen justicia a la hora de expresar esta sensación incómoda que estoy sintiendo. Porque éste no es un calor cualquiera en la ciudad de Córdoba, no; éste es un calor húmedo que me convierte en un caramelo masticable abandonado al sol, toda pegote y chorreando crema facial con color y factor de protección solar 30 (para evitar las arrugas que el sol produce ¿vio?). Y ayer perdí una apuesta y hoy tengo que cocinar para mis amigos, pero en la heladera no tengo más que una pechuga de pollo medio rancia (¿por qué no la he tirado aún?), dos tomates fiopa, medio zapallito anco deshidratado de viejo, un poco de mayonesa del año 2009, un pedazo de fiambre seco y una botella de vino 3/4 abierta. Definitivamente tengo que ir al supermercado a hacer la compra del mes.
Subo al coche y hacia allá me dirijo a las 3:30 de la tarde, con un sol que raja la tierra. Más tarde no puedo ir, porque tengo unos cuantos compromisos impostergables y a las 8 necesito estar de regreso en casa dado que a las 9:30 caen mis amigos...y a estos puntuales de profesión los tenés pegados al timbre a la hora citada, con las manos vacías y la panza llena de hambre.
Y viajo a través del infierno de cemento, sin aire acondicionado y por una avenida sin un árbol, palmera o arbusto que arroje algo de sombra. Llego al estacionamiento al aire libre (libre de techito, libre de arboleda, libre de sombrilla) del supermercado que está dentro del centro comercial. Doy vueltas como ratón de laboratorio en una rueda para encontrar un lugar dónde estacionar, pero sin suerte alguna. ¡¿Qué carajo hace la gente en el shopping con este calor?! ¡Ah, aquí hay aire acondicionado! Lo que es la vida del pobre...
Y luego de dar vueltas 5 minutos asándome al sol y consiguiendo el mejor bronceado "camionero" en mi brazo izquierdo, diviso un lugar libre. Y allá voy a toda velocidad, pero segundos antes de poder hacer marcha atrás y estacionar, una joven mujer con su hijito (para no decir una yegua de mierda con un pendejo de 2 años) deja su carrito de hacer las compras justo frente al lugar donde estoy por dejar el auto. Con mi mejor sonrisa, la miro y le pido si por favor puede correr el changuito que quiero entrar. Obvio que me ignora a propósito y sigue caminando. Y yo "¡Hey! ¡Señora! ¿Por qué tengo que hacer yo su trabajo? ¿Podría devolver el carrito al sector que corresponde?" Me mira, me rebaja con la mirada, me ignora al cuadrado y sigue caminando. "¡Ordinaria!" le grito, y me bajo del coche para mover el chango y poder estacionar. Cuando corro el changuito, viene un tipo acelaradísimo y me quita el lugar en el estacionamiento. "Disculpe, estaba corriendo el changuito para poder meter mi auto. ¿No ve mis balizas prendidas?" Otro que me mira, me rebaja, le mete alarma al auto "pip-pip" y sigue caminando. ¡Qué ganas de clavarle mi llave en la puerta del conductor y darle una vueltita de gentileza alrededor de su coche! Pero me reprimo, porque alguno que me mintió sobre cómo funciona la sociedad me grabó a fuego cuando fui a la iglesia de chica eso de poner la otra mejilla.
Y fuego es lo que siento ahora, de la bronca que cargo y del sol que me pica en los hombros. Vuelvo a subir al auto y sigo dando vueltas. Diez minutos más tarde consigo un lugar. Al llegar al supermercado quiero tomar un carrito y no hay ninguno, nada. Vuelvo al estacionamiento y traigo uno que alguien dejó tirado en la otra punta....bieeeeen al rayo del sol. De más está decir que la manija del carrito hierve y que éste está todo torcido y con una rueda trabada.
Superado el desafío "changuito chingeado" para llegar hasta el interior del super, me sumo a otro desafío, que no es ni el desafío Actimel, ni el de la blancura de Ala o Ace, ni el de Activia (¡Miércoles...cuántos desafíos que nos presenta la vida!), sino a otro desafío, que es el de circular entre góndolas rodeadas de changos abandonados, vacíos o a medio cargar, changos con niños, changos empujados por señoras y señores distraídos, changos con mercadería para reponer, changos veloces, changos lentos.
Y hago las compras de todos los productos que necesito no sin antes quedarme un tiempo extra en la sección de los productos congelados para enfriar las piernas y los pies cansados. En la línea de caja tardo un poco más de lo calculado y ¿adivinen por qué? Porque los compradores anteriores dejaron sus carritos y canastos amontonados y desalineados antes de la máquina registradora...y del otro lado también. Y trato de abstraerme del tema para no enfurecer y para concentrar y entregar toda la energía de mi pensamiento al futuro placer de beber el exquisito vino tinto que acabo de comprar y que esta noche saborearé con mis amigos.
Salgo del supermercado y me siento una alienígena al depositar el changuito en el lugar que corresponde. Camino con mis cinco bolsas hasta mi coche y, al llegar, éste se encuentra custodiado en el baúl por otro changuito (como era de imaginarse). Entonces busco moverlo con el pie, pero está trabado. Lo quiero empujar con el cuerpo...nada. Saco el dedo índice de entre el manojo de manijas de bolsas para poder asirlo y correrlo, pero el peso de las bolsas me vence y dos de ellas se desprenden de mi mano. Y allá va mi vino tinto, a estamparse contra el suelo del estacionamiento al mejor estilo Keanu Reeves cuando hace la prueba del salto en Matrix. ¿Quedará muy mal si me pongo a lamer el suelo? ¡Qué pena que el pavimento emane tanto calor...no me gusta el vino caliente!
Maldito vicio de los compradores de dejar el changuito del super en cualquier lado, maldito vicio.
CONSEJO: Si tiene tarjeta de crédito, compre on line. Si vive en el interior del país y no le hacen envíos a domicilio, jódase por no vivir en Capital Federal.
Maldito vicio de las patas de las sillas
Hoy tenías una entrevista de trabajo muy importante. Sabiendo que la primera impresión es la que cuenta, decidiste ponerte una blusa blanca mangas tres cuarto, pañuelo con broche plateado alrededor del cuello al mejor estilo azafata, pollerita suelta color beige y sandalias con taquitos no muy altos. Debajo de la blusa un corpiño color piel para que el mismo no se transluzca; debajo de la pollera una tanguita de micro tul casi transparente para que no se marque en la pollera. El pelo tirado hacia atrás, recogido con una hebilla muy sobria. Maquillaje tranqui, con colores suaves tirando al rosa. Llegaste puntual a la cita, con una carpetita A4 bien apretada contra el pecho (para que no te miren fijo a los dos melonazos que la naturaleza te dio por tetas) en donde llevabas una copia impresa de tu currículum vitae. Entraste a la empresa y un asistente te acompañó hacia el despacho del gerente de recursos humanos: una bomba que rajaba la tierra de lo bueno que estaba y al que desearías no tener como compañero de trabajo (por eso de "donde se come no se caga" ¿vio?). Él te saluda con una sonrisa seductora, te da un firme pero suave apretón de manos y te indica que tomes asiento. Vos lo mirás embobada y sin importar cuántos títulos universitarios y de postgrado, cursos y experiencias laborales aparezcan en tu CV, te mordés y relamés los labios y dejás al descubierto la parte más básica y primitiva de tu naturaleza femenina y de hembra en celo. Apoyás la carpeta sobre el escritorio y cuando apoyás tus nalgas sobre la silla ¡PATAPLAFF! se rompe una pata de la silla y quedás tirada en el suelo, con la pollera hasta la altura del ombligo, las piernas semi abiertas y tu naturaleza desplegada sin censura frente a los ojos desorbitados del señor este...que acaba de ver lo más profundo de tí y ya nunca podrá olvidar esta primera impresión de vos.
Maldito vicio de las patas de las sillas de romperse en el momento menos oportuno, maldito vicio.
CONSEJO: Frente a una entrevista de trabajo, sugiero pantalón (no muy ajustado para que no se raje al sentarse), ropa interior negra y polera al tono.
Nota: Ponete contenta...porque si no te contratan, por ahí tenés buenas chances de que el bombón asesino te invite a salir.
Ese bendito vicio
Y entre tantos malditos vicios, mientras camino por la calle aparecen otros vicios...que me bendicen la vida.
Bendito vicio de la lluvia caer torrencialmente un día de calor mientras vuelvo caminando del trabajo o salgo a andar en bicicleta.
Bendito vicio de los panaderos de compartir con el exterior el aroma de pan y facturas que están cobrando vida en sus panaderías.
Bendito vicio de los perros de saltar a saludarte con alegría y dejarte las huellas marcadas en el pantalón un día en que no te importa qué llevás puesto y sólo querés ensuciarte, porque según Ala "hace bien".
Bendito vicio de aquellos que dejan la caja de pizza tirada en la cocina pero con una o dos porciones adentro y entonces cuando te levantás, te preparás un buen café con leche, prendés la tele y te manducás la pizza fría ¡qué placer! (Si la caja se encuentra vacía entonces es un maldito vicio.)
Bendito vicio de los niños de arrancar una florcita y regalártela un día que andás medio pichi.
Bendito vicio que tiene mucha gente de dar abrazos...los que dan abrazos fuertes, más bendito vicio aún.
Bendito vicio de los árboles de desprender aroma floral en la primavera, por más alergia que me produzcan.
Bendito vicio de los perritos bebé de lamerte la cara y tener olor a "cachorrito" (no es cualquier olor...no es olor a leche, ni a comida, ni a ninguna otra cosa, es simplemente olor a cachorrito).
Bendito vicio de las abuelas de malcriarte y hacerte galletitas con mate cocido un día de lluvia.
Bendito vicio que tiene alguna gente de sonreirte en la calle sin siquiera conocerte.
Bendito vicio del viento de agitar mis polleras mientras camino.
Bendito vicio de los que se levantan antes que yo y preparan café...y es su aroma lo que me despierta.
Bendito vicio de los que te ven perdidos y te dan una mano sin que se lo pidas.
Bendito vicio de aquellos empleados públicos que te atienden bien justo el día que vos te habías levantado con los polos invertidos.
Bendito vicio del tren de carga de pasar a mitad de la noche y hacer sonar su bocina.
Bendito vicio de la brisa fresca en mi cara en una mañana otoñal de cielo diáfano.
Bendito vicio del detergente de largar burbujitas a veces cuando vuelvo a apoyarlo sobre la mesada mientras lavo los platos.
Benditos vicios que me sorprenden en la vida y me alegran el día, benditos vicios.
CONSEJO: Detenerse y disfrutar de esas pequeñas cosas que se van colando en nuestra vida mientras andamos apurados.
Maldito vicio del coso
Maldito vicio de no poder hacer ciertas cosas
Inténtelo y lo comprobará:
No se puede ir de campamento en verano sin que le pique un mosquito.
No se puede subir al subte en hora pico sin que nadie le toque o empuje.
No se puede jugar al fútbol durante hora y media y después no tener olor a pata.
No se puede hacer top-less en una playa común y que nadie le mire las lolas.
No se puede dar un alfajor de chocolate a un hijo justo antes de la hora de comer y pretender que lo guarde para el postre.
No se puede pedirle a un marido que cambie el cuerito de la pileta del baño (que hace 3 meses chorrea) y que lo haga en el momento.
No se puede pintar la casa (sin guantes) sin ensuciarse las manos.
No se puede caminar con un paraguas bajo la lluvia sin mojarse el calzado.
No se puede comer caramelo (de flan) recién hecho sin quemarse el paladar o los labios.
No se le puede pedir peras al olmo.
Maldito vicio de no poder hacer ciertas cosas, maldito vicio.
Maldito vicio de los cronófagos
No me rompas las pelotas...mi tiempo y energía no te pertenecen, no son para tu beneficio personal sino para el mío. Mi tiempo vale, y mucho. No lo cotices más bajo que el tuyo.
Maldito vicio de los cronófagos machistas de consumir el tiempo femenino, maldito vicio.
CONSEJO: Adhiera un cartel luminoso a su blusa, al mejor estilo "Casa de Cambio" y escriba allí el precio de su tiempo (monetario o no) con el aviso "sólo podrá disponer de mi tiempo si paga este precio".
PD: Después sigo escribiendo más, la segunda parte de "Maldito vicio de los cronófagos"... ahora en vez de escribir quiero usar mi tiempo para otra cosa.
Maldito vicio de los mosquitos
Qué bueno es estar dormida, descansando...uh! Mirá qué lindo el muñequito de nieve que estoy armando en este sueño...está hermoso acá, fresco, bien fresco...fresco como un consultorio de hospital...estoy en un consultorio, y allí se acerca un médico, y trae una jeringa en la mano ¿qué piensa hacer? Ya tengo la antitetánica...no me escucha y me clava una inyección en los nudillos ¿en los nudillos? ¡A qué médico se le ocurre poner una inyección alli! Y ahora el médico ya no es médico, es una dentista, que se acerca con el torno fffffiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Maldito mosquito en mi cuarto!!!!! Me despierta su fiii fiii y la picazón del lamparón que me ha dejado en la mano, justo arriba del anillo que llevo en el dedo meñique, y que pica peor que ortiga. ¡Puto mosquito! ¡Yo te dono sangre, toda la que quieras, pero no me dejes veneno urticante en el cuerpo...ni me cortes el sueño con tu maldito zumbido! Prendo la luz y busco al desgraciado. Y como una loca ando saltando del colcón a la silla al frente del tocador, y vuelta al colchón....por fin se posa en el cieloraso y lo quiero hacer mierda con la almohada contra el techo, que está alto, y salto, saaaalto saaaaaaaaaalto y ¡plaf! lo aplasto.
Ahora estoy muerta de calor, sobre exitada, el corazón me late a mil por haberme sobresaltado (y por falta de estado), tengo la almohada manchada con mi porpia sangre más las patas y alitas del mosquito, el calor de afuera se agolpa en la ventana...y empuja tan fuerte que veo que entre la malla mosquitera hay una orda de mosquitos que se empiezan a colar hacia mi dormitorio...y todos me miran con sonrisa vampiresca...je-je-je...JA-JA-JA-JA-JAAAAAÁ
Maldito vicio de los altos
Maldito vicio de los porteros
Comienzan los días de primavera y después haber pagado el alquiler, las expensas, la boleta de la luz, el agua, el gas, internet 3 megas, el cable, ABL, el gimnasio, la tarjeta de crédito con la cuota 4 de 50 del nuevo tele, calculás lo que vas a gastar en el super, en las dos o tres salidas con las chicas, y en una escapada al cine a ver una de terror, y te das cuenta de que te sobran unos pesos y de que esas sandalitas blancas de tela divinas ultra top que hace casi un mes venís relojeando en la vidriera de la zapatería que está frente a la parada del cole que te tomás todos los días para ir a trabajar pueden ser tuyas. Y vas y te las comprás y regresás a tu casa feliz de la vida con estas sandalitas blancas.
Y esta mañana amaneció más lindo que nunca, despejado, con una temperatura agradable y una brisa suave que te llama a caminar con los deditos del pie al aire libre. Entonces te ponés un pantalón claro, liviano, de lino y arriba una blusa con flores blancas. ¿Y qué combina con la ropa que decidiste ponerte hoy? Pues nada más ni nada menos que las hermosas inmaculadas sandalias blancas. Y salís a las 7 de la mañana a trabajar, hecha un capullo de algodón en una pradera, chocha con tu nueva adquisición. Y como todas las mañanas saludás al encargado del edificio, que está abriendo la canilla para derrochar muuuuucha agua en regar la vereda, una vereda que a pesar de tanta agua, no crece y muy por lo contrario, cada día se rompe más. Y salís de tu edificio y el encargado del edificio de al lado ya empezó a regar la vereda. Cómo te ve venir, corre el chorrito y te deja pasar. Y hacés un par de metros más y el encargado del otro edificio mojó toda la vereda y ahora riega la calle. Y pensás "qué desperdicio de agua" y en tu mente los llamás "porteros" y no encargados, porque ya les vas perdiendo el respeto. Y mientras mirás con la vena hinchada cómo desperdician agua, pero sin coraje para decirles nada, pisás un baldosón suelto y salta agua para todos lados. Pero no agua como la que salió de la manguera. Noooooo...este agua tiene el aporte de smog, tierra, caca de perro, y cualquiera otra porquería varia que haya dado vueltas por el lugar. Su color es una mezcla entre negro petróleo diluído, marrón verdoso de cámara séptica y gris rata de cloaca. Y una lluvia de agua de ese color fluye del costado de la baldosa, como una explosión de bombucha en carnaval, y se adhiere a la parte trasera de tu pantalón de lino, manchandote toda la zona de la pantorrilla, se incrusta en la botamanga, se cuela entre tus dedos, y se esparce por tus nuevas sandalitas blancas de tela y yute!!!! Fuck!
Maldito vicio de los porteros de regar las veredas todas las mañanas, maldito vicio.
CONSEJO: Use pantalón oscuro y botas de goma; deje esa blancura para cuando tenga su propio auto, porque los fucking porteros van a seguir regando las veredas, por más que el mundo se muera de sed.
Maldito vicio de la arena
Maldito vicio de Claro
Maldito vicio de la empresa Claro de mandarte esos putos mensajes de propaganda no deseada en el día y horario menos oportuno, maldito vicio.
CONSEJO: Si aún no se emborrachó, procure apagar su celular antes de dormirse, porque los de Claro jamás se van a ubicar.
Maldito vicio de sacarse los mocos mientras se espera el semáforo
Son las 8 de la mañana, pleno invierno, saliste de tu casa a las apuradas que ni tiempo tuviste de tomar una taza de café con leche bien calentito. Corrés para tomar el subte y te queda la garganta seca de tanto jadear como perro. La falta de estado físico y nada de azúcar en la sangre se convierten en una potencial bomba para el balero y el bobo, entonces pensás "¿no porbaste con un yogurt? si entra perfectamente en la cartera y lo podés ir tomando en el camino" Pero no, el café a la mañana es irremplazable. Seguís pensando boludeces mientras te subís al subte, viajas apretada, ahora cagada de calor con tanto abrigo y guante de lana. Te bajas del subte, volvés a la superficie...mierda que está frío! Y de repente se hace la luz...o más bien el aroma, porque tus narices comienzan a percibir el riquísimo olorcito de facturas recién horneadas. Mirás el reloj y pensás "Ma sí, llego unos minutos tarde". Cruzás la calle, te metés a la panadería y salís con dos facturas enormes, calentitas, con mucha crema pastelera, adentro de una bolsita de papel. Y no te aguantás hasta el trabajo, las querés comer ahora, que están en su mejor momento. Entonces abrís la bolsa, sacás una factura, te ensuciás un poco los dedos con la crema pastelera y justo cuando te disponés a darle el primer bocado mientras cruzás la calle, ves que el boludo que frenó su auto sobre la senda peatonal se está horneando mal, se está metiéndo el dedo hasta el fondo, rascándose prácticamente el cerebro. Y ves que saca su dedito lleno de mocos y se los lleva a la boca...y vos mirás tus dedos llenos de crema pastelera y te quedás con la boca abierta y la mandíbula trabada de asco hasta que llegás al trabajo. Tu compañero de laburo te mira y te dice "Uh! ¡Qué rico! ¡Facturas!" y vos "Tomá, son todas tuyas" y te vas a preparar un café a la cocina.
Maldito vicio de sacarse los mocos mientras se espera que el semáforo se ponga en verde, maldito vicio.
CONSEJO: Cruce la calle y mantenga la vista fija en el muñequito del cartel "Cruce". Si no hay semáforo peatonal, mire el cielo.
Maldito vicio de dejar la cubetera vacía en el congelador
Maldito vicio de dejar la cubetera vacía en el congelador, maldito vicio.
CONSEJO: Compre muuuuchas cubeteras o tenga un vecino lindo y piola que le de motivos para ir a pedirle unos hielitos. :-)
Maldito vicio de las calandrias
Maldito vicio de las clandrias de cantar a viva voz cada mañana, maldito vicio.
CONSEJO: Duerma una buena siesta.
Maldito vicio de las palomas
Maldito vicio de las palomas de cagar en todos lados, maldito vicio.
CONSEJO: Forre la baranda con film de cocina :-)
Maldito vicio de los taxistas
Maldito vicio que tienen algunos taxistas de circular a la noche con las luces apagadas, maldito vicio.
CONSEJO: Preste atención al cruzar la calle, porque esto pasa seguido en cada esquina al caer el sol.