Ese bendito vicio



Y entre tantos malditos vicios, mientras camino por la calle aparecen otros vicios...que me bendicen la vida.

Bendito vicio de la lluvia caer torrencialmente un día de calor mientras vuelvo caminando del trabajo o salgo a andar en bicicleta.

Bendito vicio de los panaderos de compartir con el exterior el aroma de pan y facturas que están cobrando vida en sus panaderías.

Bendito vicio de los perros de saltar a saludarte con alegría y dejarte las huellas marcadas en el pantalón un día en que no te importa qué llevás puesto y sólo querés ensuciarte, porque según Ala "hace bien".

Bendito vicio de aquellos que dejan la caja de pizza tirada en la cocina pero con una o dos porciones adentro y entonces cuando te levantás, te preparás un buen café con leche, prendés la tele y te manducás la pizza fría ¡qué placer! (Si la caja se encuentra vacía entonces es un maldito vicio.)

Bendito vicio de los niños de arrancar una florcita y regalártela un día que andás medio pichi.

Bendito vicio que tiene mucha gente de dar abrazos...los que dan abrazos fuertes, más bendito vicio aún.

Bendito vicio de los árboles de desprender aroma floral en la primavera, por más alergia que me produzcan.

Bendito vicio de los perritos bebé de lamerte la cara y tener olor a "cachorrito" (no es cualquier olor...no es olor a leche, ni a comida, ni a ninguna otra cosa, es simplemente olor a cachorrito).

Bendito vicio de las abuelas de malcriarte y hacerte galletitas con mate cocido un día de lluvia.

Bendito vicio que tiene alguna gente de sonreirte en la calle sin siquiera conocerte.

Bendito vicio del viento de agitar mis polleras mientras camino.

Bendito vicio de los que se levantan antes que yo y preparan café...y es su aroma lo que me despierta.

Bendito vicio de los que te ven perdidos y te dan una mano sin que se lo pidas.

Bendito vicio de aquellos empleados públicos que te atienden bien justo el día que vos te habías levantado con los polos invertidos.

Bendito vicio del tren de carga de pasar a mitad de la noche y hacer sonar su bocina.

Bendito vicio de la brisa fresca en mi cara en una mañana otoñal de cielo diáfano.

Bendito vicio del detergente de largar burbujitas a veces cuando vuelvo a apoyarlo sobre la mesada mientras lavo los platos.


Benditos vicios que me sorprenden en la vida y me alegran el día, benditos vicios.


CONSEJO: Detenerse y disfrutar de esas pequeñas cosas que se van colando en nuestra vida mientras andamos apurados.

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